El presente blog se ha realizado con el propósito de informar a las personas sobre algunas de las riquezas con que contamos en nuestro país. Podremos ver sitios turísticos, tradiciones, costumbres y comidas típicas de nuestra amada tierra GUATEMALA...

lunes, 11 de octubre de 2010

Semana Santa en Guatemala

El acto penitente de cargar una procesión es casi una devoción individual, aunque se requiera de la suma de esfuerzos para sobrellevarla. “La mayoría de quienes cargan un turno no se conocen, y una vez terminado el recorrido se separan y no se vuelven a ver. Claro, con excepción de las hermandades que sí están organizadas y cuyo modelo se parece al de las cofradías”, explica el historiador Gerardo Ramírez, al haber analizado la evolución de la religiosidad popular cuaresmal.

Hay que aclarar que los grandes desfiles procesionales son exclusivos de la capital, Antigua y Xela. En otras regiones hay muestras de devoción popular, muy valiosas, pero poco conocidas. En Huehuetenango o Samayac, Suchitepéquez, los ritos son muy diferentes. Recordemos que Antigua fue capital y allí había muchas cofradías. Pero el concepto cofradía ha variado mucho. Al oír esa palabra se piensa en lo indígena, pero la cofradía es idea española. Eso sí, había cofradías de españoles, de indígenas, de negros y mixtas. Había hombres y mujeres en ellas.
Las procesiones no eran como las vemos ahora. Eran actos penitenciales sobrios, silenciosos. La primera cofradía fue la de la Santa Vera Cruz, fundada en Almolonga hacia 1538. Hacían recorridos con la cruz, pero era una actividad paralitúrgica, es decir, adicional y no obligatoria en relación con los preceptos de la Iglesia.
Tras la Reforma Protestante (siglo XVI) hay una reacción: el Concilio de Trento, que no es que haya ordenado fabricar imágenes, como afirman algunos, pero sí las declaró lícitas.
En la época colonial, cuando había temblor, sequía, epidemia o cualquier penuria, lo primero era hacer actos penitenciales ¿Quiénes se encargaban? Las cofradías, sobre todo las de Pasión. La de Jesús de la Merced es de las mejor documentadas, y sabemos que lo llevaban en una andarilla, no en un gran mueble como ahora. Era un contacto cercano.
El acto de llevar a alguien en anda era señal de reverencia en muchas culturas. Las cofradías penitenciales lo hacían, pero en silencio, contrición e incluso se flagelaban. Pero al reducirse, quedó la imagen venerada, que sigue siendo el centro de devoción. Sin embargo, para muchos el ir a cargar tiene más que ver con un sentido de pertenencia, de identificación con un colectivo, con un sustrato de fe y piedad, otro tanto de identificación con el Nazareno sufriente, y también algo de fiesta porque ¿acaso no es casi una feria el tumulto de vendedores de comida, juguetes, dulces, globos que va adelante? Es una economía informal que nació a la sombra de la multitud congregada.

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